miércoles, 27 de enero de 2010

Preparacion (leche)




Nos hayamos ante un cultivo muy particular y un método totalmente casero y artesanal, que no dará siempre los mismos resultados, aunque sí muy parecidos. El cultivo puede variar en función de la calidad de la leche, el estado de salud de los búlgaros y a la relación de cantidades entre estos. Además de otros factores como la temperatura ambiente.


El método es bastante sencillo, solo requiere de constancia y un mínimo cuidado para mantener vivo y en buen estado al kéfir. A cambio obtendremos, de un alimento incompatible para el ser humano, un derivado muy asimilable, con muy buenas propiedades nutritivas y medicinales, a la vez que entramos en una relación simbiótica con una multitud de diminutos seres vivos que mantienen un equilibrio en constante adaptación y que forman una biomasa asombrosa y peculiar.


Para la preparación se debe esmerar la higiene ya que se trata de un proceso de fermentación donde no deben estar presentes otros gérmenes ni bacterias ajenos al cultivo de kéfir. Así es que lo primero será realizar una limpieza total, sobre todo de los recipientes e instrumentos que vamos a utilizar.


Para comenzar con el cultivo en leche, se ponen 2 cucharadas soperas de los nódulos de kéfir dentro de un recipiente limpio, preferentemente de cristal, o cerámica vitrificada de algo más de medio litro. Se llena con medio litro de leche a temperatura ambiente, se cubre con un paño y se deja fermentar preferiblemente dentro de un armario o tapado sobre la encimera lejos de la luz directa del sol. Ya que algunas vitaminas “A y B2” de la leche pueden verse afectadas por la luz.


En la fermentación intervienen la temperatura de la leche y también la temperatura ambiental. La leche no debe nunca sobrepasar los 35º C y la temperatura ambiente ideal esta entre 20 a 25º C. Si la temperatura ambiente es superior se aceleraría el proceso de fermentación y si es inferior se retardaría. Es importante sacar la leche de la nevera y dejarla templarse antes de elaborar el kéfir.


Si lo dejamos fermentar de 24 a 36 horas se obtiene una leche ácida suavemente laxante y de 36 a 48 horas el resultado es de sabor más acentuado; siendo astringente para algunas personas mientras que para otras es un buen regulador intestinal. (Esto pude variar a razón de la temperatura y de la relación de cantidad entre nódulos y leche. A medida que crece es necesario retirar parte de los nódulos o aumentar la cantidad de leche para conseguir siempre un resultado parecido. Una vez que obtengamos una leche fermentada a nuestro gusto mantendremos las proporciones para tener siempre un resultado similar). Es normal que a veces encontremos un corte en la leche, Remover suavemente el tarro para mezclar las cuajadas con la capa de suero, antes de filtrarlo.


Durante la fermentación es conveniente remover suavemente el tarro de vez en cuando. Por ejemplo cada 6 u 8 horas, oscilando unos segundos a intervalos regulares. Esto alimenta la microflora atrayendo leche más fresca a los nódulos, mientras que inocula porciones de leche con los microorganismos que salen de la superficie de los nódulos. Y activa la fermentación acelerando la transformación de la leche.


También se puede hacer en un tarro cerrado con tapa en cuyo caso no debe tener más de dos tercios de leche, pues se crea una presión de gas carbónico que aumenta a medida que pasa el tiempo o sube la temperatura. De esta manera se obtiene una leche kefirada más carbonatada y de sabor ácido efervescente.

Una vez pasado el tiempo de fermentación se agita y se filtra utilizando un colador para separar los nódulos. Si éstos son grandes, se pueden separar con un tenedor de madera.


Ha veces es necesario oscilar el colador de arriba a bajo frenándolo de golpe para que las cuajadas pasen por el entramado del tamiz. Hay que tener cuidado si se usa el clásico colador de tamiz metálico, de no oscilar hacia los lados o en círculo ya que el entramado es en la mayoría de los casos realmente agudo y escalonado y podría cortar o desgranar la superficie rugosa y delicada de los nódulos.

Ahora podemos repetir la experiencia o guardar los nódulos cubiertos con agua en un bote tapado durante unos días lejos del calor (Perderá algo de vigor que recuperará de nuevo con el intercambio en leche. Pero costará un poco más de tiempo hacer la leche kefirada en las primeras tandas).


Una vez preparado, si no se bebe de inmediato hay que guardarlo refrigerado, pero no más de tres o cuatro días, por lo tanto no es recomendable comprar leche kefirada en el comercio a menos que se tenga la plena seguridad de que está recién elaborada.

Hay una manera de seguir fermentando la leche después de separar los nódulos, que consiste en dejar la leche kefirada en un tarro tapado (Dejando espacio para el aire) dentro del armario durante tres días e incluso una semana, removiéndolo una vez al día para mezclar las cuajadas con el suero. No se estropeará mientras siga fermentando. De esta manera se consigue trasformar aún más la lactosa, aumentando así su digestibilidad. La formación de espuma en la superficie cuando lleva muchos días se debe a la actividad de las levaduras que siguen trasformando la leche, bastará con removerlo para que se mezcle.


Un corte en la leche con separacion del suero es normal encontrar. Bastara con removerlo. Tambien pueden aparecer coagulos blanquecinos que se disuelven presionando. Es la caseina finamente dividida y cuajada en granillos.


La aparición de líquido espumoso con coágulos de caseina es normal si la fermentación es fuerte, debido a una larga exposición o a una temperatura elevada o mucha cantidad de nódulos que aceleran el proceso de trasformación de la leche.

También se puede hacer una segunda fermentación sin el nódulo, añadiendo una porción de leche kefirada en leche fresca. De esta manera es posible hacer mayores cantidades sin necesidad de tener grandes cantidades de kéfir. Es cuestión de probar (Por ejemplo ½ litro del preparado en 5 litros de leche fresca). Es una buena manera para sitios donde lo consuma mucha gente.

Propiedades



La principal virtud de este alimento, se centra en que es capaz de regenerar la flora intestinal y convertir los alimentos mal digeridos y en estado de putrefacción en asimilables. (En un régimen carnívoro se pueden tener en el colon hasta 2,5 Kg. de carne en estado de putrefacción).


Estimula el estómago con una enérgica acción enzimática y antitóxica.


La acción fermentadora de las bacterias y levaduras del Kéfir; Incrementa el valor biológico de las proteínas de la leche, produce la síntesis de vitaminas del complejo B, siendo una fuente importante de potasio, fósforo, calcio y vitaminas.


Restablece y equilibra la flora intestinal, siendo un alimento probiótico que previene gran número de enfermedades. Sintetiza ácido láctico, desdobla la lactosa y forma ácido pirúvico, elemento perfectamente digerible.


El kéfir tiene una tensión de cuajo muy baja. La leche kefirada es menos densa que el yogurt. Esto quiere decir que la cuajada se fragmenta muy fácilmente en partículas muy pequeñas. (Mientras que el cuajo del yogurt se mantiene cohesionado, o bien se deshace en pedazos). El pequeño tamaño de las partículas en la cuajada de kéfir facilita su digestión, al presentar ante los agentes de la digestión una mayor superficie sobre la cual actuar.


La facilidad para ser digerido ha hecho que muchos investigadores recomienden el kéfir como un alimento particularmente benéfico para los niños las personas convalecientes y o con insuficiencia gástrica, o las de edad avanzada.


Facilita la secreción salivar y aumenta la de los jugos digestivos, favoreciendo la digestión, estimula el peristaltismo y está indicado en la úlcera de estómago, colitis ulcerosa, estreñimiento e intolerancia láctica.


Previene y cura el herpes. Se usa en el tratamiento de la anemia, problemas renales, nefrolitiasis, la hipertrofia prostática, el artritismo reumático y los procesos infecciosos respiratorios (asma, bronquitis, catarros…) Se aconseja en la cirrosis, colecistitis, colelitiasis y problemas hepáticos. Ha sido utilizado en algunos sanatorios para el tratamiento de la tuberculosis.


Es una buena fuente de minerales, vitaminas y grasas naturales que posee cualidades antisépticas y estimulantes de las secreciones gástricas, pancreáticas e intestinales, e impide el desarrollo de muchas bacterias nocivas, como las que producen la cándida la salmonelosis y la disentería. Además contiene los aminoácidos esenciales que ayudan al cuerpo en sus funciones de mantenimiento y regeneración.


Las proteínas completas en el kéfir están predigeridas y por lo tanto son fácilmente asimiladas. Triptófano, uno de los aminoácidos esenciales abundantes en el kéfir, es conocido por su efecto relajante sobre el sistema nervioso.


El kéfir en la dieta puede tener un efecto profundamente calmante sobre los
nervios.


El contenido del Kéfir en fósforo, el segundo mineral más abundante en nuestros cuerpos, ayuda a utilizar los carbohidratos, grasas y proteínas para el crecimiento el mantenimiento y la energía de las células.


El kéfir es rico en Vitamina B12, B1 y Vitamina K. Es una fuente excelente de
biotin, una vitamina del grupo B que ayuda en la asimilación del cuerpo de
otras vitaminas del grupo B, como el ácido fólico, el ácido pantothenico, y la
vitamina B12.


Las numerosas ventajas de mantener una tasa de entrada de vitaminas del
grupo B adecuada beneficia la regulación de los riñones, el hígado y el sistema nervioso a la vez que solventa desórdenes de la piel, aumentando la
energía y promoviendo la longevidad.


Hay una relación entre el consumo de leche de vaca y la diabetes juvenil. Y otras
enfermedades que en su mayoría se pueden evitar tomando kéfir con moderación y regularidad, suprimiendo el consumo de leche y llevando una alimentación sensata.

Bulgaros, kefir o tibicos, qué son?


Dependiendo del lugar, se les conoce con cualquiera de estos nombres; también por ahí les dicen gusanitos, gusano blanco, gusado de yogurth, etc. En Monterrey le dicen tíbicos en el DF son búlgaros en España es Kefir. En Siberia los buriatas, tunguses y tártaros lo llaman "aroki", y también kummys.


El kéfir es una palabra de origen turco que significa bendición. Sería interesante investigar el origen de la palabra "búlgaros" que es la que principalmente se utiliza en México. Bulgaria no es un país nórdico, aunque creo que está muy cerca, tal vez el origen va por ahí.............


El nombre es lo de menos, lo importante son los beneficios que generan en nuestro organismo a un precio tan bajo.


Para empezar podríamos decir de manera muy sencilla que es un alimento vivo, formado por numerosos microorganismos de acción benéfica en nuestra salud.

En este orden de ideas, podemos decir que el kéfir no es un hongo, no irganismo concreto, sino una aglomeración de bacterias, bacilos y levaduras que forman una biomasa con cualidades especiales. Hace digestiva y nutritiva la leche además de conferirle propiedades medicinales.

Hay literatura que menciona que su origen es en algún país nórdico. Que fue descubierto al preparar queso y yogurth, por medio del cuajo extraído de animales lactantes. Notaron que al dejar restos de leche en el recipiente, el yogurth y el queso se cuajaban más rápido que las primeras veces. De esta manera se descubrió la posibilidad de cuajar la leche sin necesidad del cuajo del mamífero.

En el Caúcaso se han consumido desde tiempo antiguos al fermento de búlgaros. Hay reportes de que la gente vive más de cien áños y desconocen el cáncer.

Cada gránulo de kéfir contiene lactobacilos, lactococos y levaduras en las siguientes proporciones:


Lactobacilos, del 62 al 69%
Lactococos, del 11 al 12%
Levaduras, del 16 al 20%
Pero qué es todo esto?, son microorganismos a los cuales les dedicaremos un apartado para describir su funcionamiento, propiedades y composición.


Los nódulos de Kéfir tienen forma de masa semisólida elástica y amarillenta, con una textura rugosa que recuerda a la coliflor y algunos corales. Es una aglomeración de gránulos que contienen bacterias y levaduras, no patógenas, unidas por una matriz de polisacárido blanca (Kefiran), producida por los microorganismos que viven en estrecha simbiosis (biomasa) adaptándose constantemente a los cambios ambientales y manteniendo un equilibrio constante.

Esta primera parte se enfocó a los búlgaros de leche, pronto seguiremo con los búlgaros de agua y otras opciones que circulan por ahí.